Detailed Notes on metamodelo

mientos como una amenaza, como la pérdida de una persona o de una capacidad, o como un desafío para sobrevivir y crecer. Cada una de esas percepciones desencadena una reacción emocional que refleja el significado subjetivo que tiene ese acontecimiento para el individuo. Aunque una situación de crisis no es ni una enfermedad ni una experiencia patológica y refleja una lucha real en la situación very important en curso, la situación de disaster puede encontrarse unida a conflictos iniciales no resueltos o parcialmente resueltos. El estado de desequilibrio, a menudo, es limitado en el tiempo y dura de cuatro a seis semanas.

En este marco de acción y reflexión damos paso a la presentación de los modelos de Trabajo Social, que a nuestro modo de ver pueden suponer un avance en la búsqueda del Trabajo Social por optimizar estilos y formas de hacer Trabajo Social, y que tengan además un autoácter integrador. Los propios trabajadores sociales manifiestan en algunas publicaciones la necesidad de tener una especie de «red» que les dé seguridad en el sentido de que el camino por el que discurra la intervención del Trabajo Social esté trazado correctamente y conduzca a la obtención de buenos resultados. Un ejemplo de ello es el artworkículo que Navarro escribía en la Revista de Servicios Sociales y Política Social, donde manifestaba que la naturaleza del Trabajo Social y las exigencias de dotar a éste de unas cuotas aceptables de calidad «nos obligan a huir de recetarios y de improvisaciones y a fundamentar nuestro quehacer en esquemas teórico-prácticos capaces de cumplir una función de guía, pero que a la vez deben estar provistos de suficiente flexibilidad para dejar así espacio a ese elemento imprevisto y en ocasiones sorprendente que descansa en todo aquello que es humano» (Navarro, 1997: 52). Este mismo pensamiento es expresado por diversos autores de referencia como son Payne y Du Ranquet. Payne (1995) señala la urgente necesidad de que los futuros trabajadores sociales tengan claridad sobre las Strategies teóricas que conforman el Trabajo Social, puesto que estas Strategies constituyen un pilar importante para la comprensión de lo que hacen los trabajadores sociales y para el desarrollo de su identidad como tales.

A un nivel básico, se puede decir que la teoría proporciona un camino para definir y ordenar acontecimientos y hechos complejos que permiten al trabajador social comprender y describir mejor aspectos de la realidad que de otra forma serían dificultosos de ordenar o que incluso se escaparían a su atención. Además, hay que tener en cuenta que la percepción de los problemas, las valoraciones que se llevan a cabo, las metas que se formulan y los métodos y técnicas que se ponen en marcha varían dependiendo de la postura teórica que se adopte. Por ello la teoría juega un papel importante en el Trabajo Social, pese a que sea a su vez uno de los aspectos que genera mayor tensión y discusión entre los profesionales. Coulshed, al analizar la importancia que tiene la teoría para el Trabajo Social, señala que en muchas ocasiones se ha tendido a relativizar el interés por la teoría para el Trabajo Social acusando a ésta de restar frescura, dinamismo y espontaneidad a la práctica profesional, debido sobre todo a que la teoría implica de alguna forma distanciamiento y objetivi-

responder a este sentimiento de forma apropiada a la situación unique. De esta manera el cliente puede sentirse liberado, puede superar sentimientos que le impedían hasta entonces ponerse en marcha (Smalley, 1970: 100). El objetivo last en esta fase es encontrar una foundation común para el trabajador social y para el cliente para trabajar juntos en torno a un objetivo común. La fase intermedia es aquella en la que el trabajador social debe tratar que el cliente vaya asumiendo una participación mayor, una mayor responsabilidad dentro del proyecto común. En esta fase se make una profundización en la relación entre cliente y trabajador social como producto de la profesionalidad del trabajador social, el respeto por la integridad del otro en la relación y la ayuda competente. Du Ranquet señala que esta fase tiene sus propias características, entre las que destaca el hecho de «que todos los trabajadores sociales de la escuela funcional han experimentado la sensación de cansancio y de baja repentina, que sigue a la excitación de un buen comienzo y que precede al hecho de estar dispuesto a terminar y a volar con sus propias alas» (Du Ranquet, 1996: 111). Lo que se pretende en esta fase es una mayor implicación del cliente en su proceso de conocimiento de la institución, del problema y de las acciones necesarias para producir el cambio. El trabajador social tiene la ocasión en esta fase de evaluar el potencial del que dispone el cliente para continuar con el compromiso y evolucionar hacia un funcionamiento más independiente.

En este sentido, el análisis transaccional propone que es essential mantener una determinada distancia terapéutica y efectuar las devoluciones que puedan corresponder con delicadeza, teniendo como perspectiva o como horizonte la necesidad de supervivencia psíquica que ha guiado los pasos del cliente hasta ese momento. file) Respeto a la unicidad del cliente: El análisis transaccional cede el protagonismo al cliente. El cliente es quien determine, el cliente es el encargado de resolver su problema o no, jamás lo es el profesional. El profesional se convierte en un ayudante, en alguien que acompaña, aunque obviamente sea el responsable de los errores técnicos que puedan darse dentro del proceso. El profesional del trabajo social tendrá cuidado especial en que sus orientaciones y consejos no invadan ni atropellen el marco de referencia del cliente. En este sentido, un profesional respetuoso con su cliente no influirá en el cliente a través de consejos propios que partan de su experiencia particular. Es decir, el profesional evitará en todo momento el abuso de su autoridad profesional, así como la influencia y suministro de opiniones, actitudes y planteamientos ideológicos de car or truckácter own. g) Técnicas terapéuticas: El análisis transaccional no dispone, como sus conceptos, de instrumentos o técnicas que le sean propiamente

Los operadores modales de posibilidad son frases ciertamente limitantes. Se relacionan con una incapacidad o una imposibilidad de hacer algo. Está relacionado a limitaciones de conducta.

Siguiendo este pensamiento, la gestión de casos centra su atención no sólo en la persona, sino que también lo hace en su entorno, en donde el trabajador social evalúa al cliente dentro del contexto del mundo externo que le rodea y le provee tanto de un servicio directo como de un servicio indirecto. Con lo que la histórica lucha del Trabajo Social para conseguir el bienestar de los individuos, familias y grupos —bien sea mediante el cambio de la persona o el cambio del medio, o ambos— queda reflejado en la gestión de casos. Este elemento de la gestión de casos «combina las mejores Thoughts de la práctica del servicio directo con las mejores Strategies de la práctica comunitaria, para beneficio de las poblaciones de riesgo» (Roberts-De Gennaro, 1987: 466). En la misma línea, O’Connor (1988) señala que la gestión de casos es un modelo de intervención multinivel que busca conseguir el bienestar de los individuos. Apunta que las intervenciones del gestor de casos se mueven a nivel «micro» cuando trata con el cliente y su problema personal, mientras que lo hace a nivel «meso» cuando trabaja las relaciones existentes entre el cliente y los recursos de la comunidad y lo hace a nivel «macro» cuando interviene en el campo legislativo, normativo, de la comunidad. Algunas de las actividades específicas que plantea la gestión de casos y que son nuevas para el trabajo social son las siguientes: desarrollar recursos, implicación en la responsabilidad financiera de los servicios, la recogida de información, la gestión de la información, la evaluación del programa y la consecución de un nivel de calidad en la prestación del servicio.

El modelo de intervención que presenta es un modelo científico ya que su objeto de estudio es claro: la conducta; posee un método de investigación propio y ha generado técnicas propias de intervención.

e) Formación de los sistemas de acción. El sistema de acción lo constituyen el trabajador social y aquellas personas que colaboran en la realización de las tareas y en la consecución de los objetivos marcados. El trabajador social puede configurar diferentes sistemas de acción según el fin que quiera conseguir: conseguir datos, evaluar el problema, fundamentar los primeros contactos, negociar un contrato o influir en las personas a las que va dirigida la acción de cambio. file) Mantenimiento y coordinación de sistemas de acción. Un sistema de acción se convierte en una realidad social cuando ha sido diseñado por el trabajador social y los miembros han comenzado a interaccionar entre sí dentro de él. El trabajador social, al analizar las posibles dificultades que pueden aparecer en el funcionamiento interno del sistema y los peligros que pueden representar para la meta que se puede alcanzar, debe de percibir y mirar el funcionamiento del sistema de acción desde una perspectiva evolutiva y desde una perspectiva sistémica. Desde una perspectiva evolutiva, porque le permite observar el posible desarrollo de las interacciones entre los miembros del sistema en el tiempo presente, pasado y futuro (prevé cómo se van a desarrollar). Desde una perspectiva sistémica, porque le sirve para observar e interpretar el funcionamiento interno del sistema de acción en un momento determinado de su «vida». g) Ejercicio de la influencia.

Clarificar los valores y las metas utilizando el análisis transaccional, la paradoja y los modelos de realidad cognitivos.

El conductismo es una corriente de la psicología que provoca una revolución dentro de la misma al proponer un objeto de estudio diferente al que hasta aquel entonces era el predominante. El conductismo fija el objeto de su interés en comprender e interpretar el comportamiento observable de las personas y no tanto en analizar e interpretar la conciencia como venía siéndolo hasta aquel momento. Es decir, fija como objeto de estudio y de análisis la conducta humana. Esta nueva corriente psicológica deslumbra al trabajo social, puesto que los trabajadores sociales a menudo en sus intervenciones necesitan provocar o fomentar cambios en la conducta, en el comportamiento de los clientes que acuden en busca de ayuda. El enfoque conductista aplicado al Trabajo Social se caracteriza principalmente por intentar utilizar de forma sistemática ciertos principios propios de la psicología experimental con el fin de explicar y modificar check here diversos problemas de conducta.

Make a bunch of folks and do deliberate exercise. I have practiced this with my two other mates. We switch roles, just one puts an announcement and the other works by using NLP meta product questioning.

Existe además una confianza en el potencial humano para resolver los propios problemas, así como un gran respeto por el otro desde la comprensión. Este modelo de intervención ha registrado diversas críticas a lo largo de su evolución. Las principales críticas que se formulan a este modelo las recogen Payne (1995) y Rojek (1988) y se centran en los siguientes aspectos: a) El modelo tiende a olvidarse de las necesidades personales inmediatas de los clientes sociales a favor de promover su concienciación o alguna otra modalidad de acción colectiva. b) La teoría crítica/radical muestra debilidades a la hora de abordar problemas emocionales, ya que focaliza excesivamente su actuación en asuntos materiales y sociales, mientras que el aspecto humano de los clientes y sus problemas personales y emocionales son ignorados. c) Se le critica una falta de procedimiento metodológico a seguir, ya que no prescribe qué es lo que hay que hacer, sino que se limita a ofrecer un enfoque typical para la comprensión de la situación en la que se encuentran los clientes y los trabajadores sociales. d) Al acumular información crítica sobre el tratamiento de muchos grupos diferentes está en disposición de identificar muchos problemas, pero no es capaz de proporcionar un enunciado coherente de lo que esto significa ni tampoco una perspectiva coordinada de la acción adecuada (Rojek, 1988, citado en Payne, 1995: 273).

tro de un contexto sociopolítico, despatologizando los problemas personales, viendo la necesidad de cambio tanto a nivel specific como a nivel colectivo, estableciendo una relación de igualdad con el cliente, impulsando el desarrollo total del mismo, escuchándole activamente, reforzando su «self», ayudándole a encontrar su propia voz y a utilizar su propia «revelación». El Trabajo Social feminista se fundamenta y arraiga en las experiencias de la realidad de las mujeres y en la investigación, que atestiguan la existencia de una discriminación sistemática contra las mujeres; el objetivo inmediato es utilizar las relaciones de ayuda basadas en valores igualitarios con el fin de permitir a las mujeres desarrollar los recursos, habilidades, capacidades y confianza necesaria para tomar Manage respecto de sus propias vidas. La adopción de autoestima por parte de las mujeres a través de un contacto directo y sencillo entre cliente y trabajador social feminista impulsa a la mujer a tomar sus propias decisiones jugando un papel activo en su situación, explorando alternativas, formulando planes de acción e applyándolos. La teoría del Trabajo Social, según señalan diferentes autoras de corte feminista, se puede implementar dentro de un modelo práctico que puede constar de cinco fases prácticas bien diferenciadas: primero, definir el problema sobre el que trabajar; segundo, identificar la causa del problema; tercero, identificar el objetivo a conseguir; cuarto, llevar a cabo la intervención; y quinto, realizar la evaluación.

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